miércoles, 24 de abril de 2013

“Éste es mi hijo amado” (Liahona, dic. de 1997, Amigos, pág. 4).


Descendió Jesús al agua 
cuando Su obra comenzó. 
Dios el Padre habló del cielo: 
"Éste es mi hjo amado; escúchalo". 

Los nefitas lo miraron 
desde el cielo descender, 
y la voz del Padre oyeron: 
"Éste es mi hijo amado; escúchalo". 

Vió José a dos personajes 
que brillaban más que el sol, 
y a Jesús, Dios presentaba: 
Éste es mi hijo amado; escúchalo". 

Al leer las escrituras— 
la palabra del Señor— 
A mi corazón Dios dice: 
"Este es mi hijo amado, escúchalo"

Quizá desee enseñar esta canción durante varias semanas sucesivas, concentrándose en el relato que contiene cada estrofa. 

Divida a los niños en tres grupos. Asigne a cada grupo uno de los tres primeros pasajes de las Escrituras que aparecen en la esquina inferior derecha de la canción: Mateo 3:16–17; 3 Nefi 11:6–8; José Smith—Historia 1:17. Pida a los niños que escuchen con atención para descubrir lo que estos versículos tienen en común. En estos pasajes, el Padre Celestial presenta a Su Hijo y testifica de Él. Canten la última línea de la canción: “Éste es mi hijo amado; escúchalo”. Pida a los niños que canten esta línea varias veces con usted. 


Pregúnteles qué se relata en el primer pasaje de las Escrituras que leyeron (El bautismo de Jesús). Muestre la lámina de Juan el Bautista bautiza a Jesús mientras canta la primera estrofa. Pida a los niños que se unan a usted cuando llegue a la última línea. Repita el proceso, pidiendo a los niños que canten todas las palabras. 


Pregúnteles qué se relata en el segundo pasaje de las Escrituras (Jesús se aparece a los Nefitas). Muestre la lámina de Cristo se aparece a los Nefitas mientras canta la segunda estrofa. Una vez más, haga que los niños se unan a usted cuando llegue a la última línea. 


Pregúnteles qué se relata en el tercer pasaje (el Padre Celestial y Jesús se aparecen a José Smith). Muestre la lámina de la Primera Visión mientras canta la tercera estrofa. Una vez más, pida a los niños que se unan a usted al llegar a la última línea. Explíqueles que en esta ocasión, el Padre Celestial se manifestó con algo más que una voz procedente del cielo. ¡Se apareció en persona! Pida a todos los niños que busquen D. y C. 18:34–36 y que escuchen y contesten la pregunta: “¿Quién más puede escuchar la voz de nuestro Padre Celestial?” Canten la última estrofa para hallar la respuesta.


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