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martes, 19 de marzo de 2013
lunes, 18 de marzo de 2013
Tiempo para Compartir: Jesucristo es nuestro Salvador
¿Cuánto estarías dispuesto a dar por alguien a quien amas muchísimo? Nuestro Salvador, Jesucristo, nos ama tanto que dio Su propia vida por nosotros.
El Padre Celestial sabía que si pecábamos y cometíamos errores, no podríamos vivir con Él otra vez. De modo que Su Hijo, Jesucristo, ofreció ser nuestro Salvador. El Padre Celestial Lo escogió a Él para que nos salvara porque Él era el único que podía llevar una vida libre de pecado.
Jesús sufrió y murió para salvarnos de la muerte y de nuestros pecados. Este acto de amor se llama Expiación. Gracias a la Expiación, podemos arrepentirnos de nuestros pecados, ser perdonados y llegar a ser limpios y puros tal como Jesús.
Jesús fue crucificado y murió, pero después de tres días resucitó. ¡Volvió a vivir! Gracias a que Él resucitó, nosotros también resucitaremos. Esto significa que nuestro cuerpo y nuestro espíritu se volverán a unir para siempre.
En verdad, Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor. Él es el ejemplo perfecto para todos nosotros. Nos enseñó la manera de tratarnos unos a otros con bondad. Nos enseñó la forma de servirnos mutuamente y cómo llegar a ser mejores. No podremos llevar una vida perfecta como Él lo hizo, pero podremos regresar a vivir con Jesús y con el Padre Celestial si obedecemos los mandamientos y hacemos nuestro máximo esfuerzo. Debemos seguir a Jesucristo todos los días.
Muestre la lámina de "Jesús ora en Getsemaní" y lea el resumen que se encuentra al reverso.
Canten “Me gusta pensar en el Señor” (CN, pág. 35).
Muestre las siguientes láminas y pida a los niños que lean los pasajes de las Escrituras que se sugieren:
“La Crucifixión”: Mateo 27:35–38;
“La sepultura de Jesús”: Mateo 27:59–60.
Canten “Mandó a Su Hijo”(CN, págs. 20–21).
Continúe la actividad con "María y el Señor resucitado", Lucas 24:36–37, 39–43.
Canten “¿Vivió Jesús una vez más?” (CN, pág. 45).
Testifique que Jesucristo es el Salvador.
El Padre Celestial sabía que si pecábamos y cometíamos errores, no podríamos vivir con Él otra vez. De modo que Su Hijo, Jesucristo, ofreció ser nuestro Salvador. El Padre Celestial Lo escogió a Él para que nos salvara porque Él era el único que podía llevar una vida libre de pecado.
Jesús sufrió y murió para salvarnos de la muerte y de nuestros pecados. Este acto de amor se llama Expiación. Gracias a la Expiación, podemos arrepentirnos de nuestros pecados, ser perdonados y llegar a ser limpios y puros tal como Jesús.
Jesús fue crucificado y murió, pero después de tres días resucitó. ¡Volvió a vivir! Gracias a que Él resucitó, nosotros también resucitaremos. Esto significa que nuestro cuerpo y nuestro espíritu se volverán a unir para siempre.
En verdad, Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor. Él es el ejemplo perfecto para todos nosotros. Nos enseñó la manera de tratarnos unos a otros con bondad. Nos enseñó la forma de servirnos mutuamente y cómo llegar a ser mejores. No podremos llevar una vida perfecta como Él lo hizo, pero podremos regresar a vivir con Jesús y con el Padre Celestial si obedecemos los mandamientos y hacemos nuestro máximo esfuerzo. Debemos seguir a Jesucristo todos los días.
Muestre la lámina de "Jesús ora en Getsemaní" y lea el resumen que se encuentra al reverso.
Canten “Me gusta pensar en el Señor” (CN, pág. 35).
Me gusta pensar, al leer que Jesús,en la tierra al hacer Su misión,llamaba a todos los niños a Él,para darles Su gran bendición.Quisiera haberlo oído también,y sentido su amor hacia mí,o yendo Sus tiernas palabras decir:“A los niños traed hacia mí”.
Muestre las siguientes láminas y pida a los niños que lean los pasajes de las Escrituras que se sugieren:
“La Crucifixión”: Mateo 27:35–38;
“La sepultura de Jesús”: Mateo 27:59–60.
Canten “Mandó a Su Hijo”(CN, págs. 20–21).
¿Cómo podía demostrar el Padre Su amor?Mandó a Su Hijo a nacer, pequeño Salvador.¿Cómo podía indicar la senda a seguir?Mandó a Su Hijo a mostrar cómo a los cielos ir.Y de la muerte, ¿cómo nos podía enseñar?Mandó a Su Hijo a morir y a resucitar.¿Qué es lo que nos pide Dios?La fe y la caridad, ser como Jesucristo fuey a a otros ayudar.¿Qué pide Dios? Ser como Jesús.
Continúe la actividad con "María y el Señor resucitado", Lucas 24:36–37, 39–43.
Canten “¿Vivió Jesús una vez más?” (CN, pág. 45).
¿Vivió Jesús una vez máscuando en la cruz murió?Al tercer día en el jardín,a María habló.¿A los que amaba visitó?Él se dejó tocar.Con ellos Él también comiómiel de un panal.Tenía marcas de la cruzen las manos y en los pies.¿Vivió Jesús una vez más¡Oh sí, Él vive, sí!
Testifique que Jesucristo es el Salvador.
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Jesucristo,
Resurreción
miércoles, 13 de marzo de 2013
"Con el Salvador al lado" - 3er Estrofa
"Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo para ser el Salvador del mundo." 1 Juan 4:14¿Tienes un amigo con quien te gusta jugar? ¿Tienes un amigo con quien puedes hablar acerca de cosas que son importantes para ti? ¿Tienes un amigo que te ama y quiere que seas feliz?
Los amigos son una parte importante de tu vida. Los amigos te ayudarán a aprender cosas nuevas y te animarán cuando estés triste. Los amigos pueden ayudarte a elegir lo correcto. Jesucristo es un amigo especial. Él es el Salvador. Él te ama y quiere que hagas lo que es justo. Él sabe que cuando tu haces una buena elección tendrás paz.
Este mes en la Primaria que estamos aprendiendo la canción "Con el Salvador al lado". Las palabras de la tercera estrofa nos recuerdan que Él está cerca nuestro, aunque no lo podamos ver. Él cuida de nosotros, y nos ama.
"Cristo siempre está conmigo aunque no le pueda ver.Mucho amor de Él recibo, galardón por serle fiel.Quiero ser esa persona que me gustaría sersi yo pudiera ver al Salvador cuidando de mí."
Pensar en Jesucristo les ayudará a tomar buenas decisiones y podrán llegar a ser la clase de persona que el Salvador quiere que sean.
Recorte el diorama, las declaraciones y las figuras del niño y niña. Doble el diorama hacia adelante en la línea de puntos y pegue las lengüetas para que pueda ponerse de pie. Doble las lengüetas del niño y la niña para que puedan ponerse de pie, y péguelas en las líneas del diorama. Pegue las declaraciones sobre el diorama.
Seleccione imágenes que correspondan con las declaraciones sobre el diorama. Por ejemplo:
Seguiré su ejemplo
Compartiré el evangelio
Seré amable
Seré honrado
Hablaré con reverencia
Guardaré los mandamientos
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Música
sábado, 9 de marzo de 2013
Tiempo para Compartir: Gracias a la expiación de Cristo, puedo arrepentirme y vivir nuevamente con Dios.
Cuando Paul H. Dunn, del Primer Quórum de los Setenta, tenía once años el béisbol era una parte importante de su vida. Los padres de Paul permitieron a su equipo utilizar su gran patio trasero como cancha de béisbol. Fue completamente vallada con un pasillo que bordeaba el exterior. Más allá del pasillo había una iglesia grande, con una ventana de cristal hermosa que daba a la valla del jardín central.
Una calurosa tarde de verano un emocionante partido de béisbol estaba en curso en el patio trasero de Dunn. Paul vino a batear tarde en el juego y golpeó un lanzamiento exterior. Parecía que podría ser el mejor golpe que nunca había hecho! La pelota atravesó la cerca del jardín central, cruzó el pasillo y luego, para consternación de todos, entró en el edificio de la iglesia a través de la ventana grande a unos 260 metros de distancia. Le pareció al joven Paul que el vidrio cayó durante horas. Los jugadores esparcidos en todas direcciones.
Cuando Paul tuvo el valor de volver a casa, descubrió que su padre tenía dos visitantes. Ambos eran ministros de la iglesia vecina. Para sorpresa de Paul, parecía que sabían de donde había llegado la pelota. Paul reconoció a los ministros que él había golpeado la pelota que había roto la ventana y les dijo que lo sentía mucho.
El padre de Paul le pasó el brazo por los hombros de su hijo, le dio una palmada en la cabeza, y dijo: "Este es un buen chico." Él también se disculpó por el accidente y le preguntó cuánto costaría reemplazar la ventana. Le dijeron que sería alrededor de $500.
Fue entonces cuando su padre le enseñó al joven Paul una gran lección. Pidió a los ministros que entiendan el principio de la expiación de Cristo. Parecían un poco desconcertado. Su padre les dijo: "En nuestra Iglesia, creemos que por la Expiación de Cristo, todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio" (tercer artículo de fe). Explicó que la expiación permite que cada uno de nosotros tenga el perdón de nuestros pecados si nos arrepentimos. Jesús pagó por todos nuestros pecados cuando Él sufrió en el Jardín de Getsemaní. Como la única persona perfecta que jamás haya vivido en la tierra, El era el único que podía hacer esto por nosotros. No podíamos hacerlo por nosotros mismos. Sin su sacrificio, nunca podríamos ser perdonados de nuestros pecados, y no seríamos capaces de vivir con el Padre Celestial y con Jesús otra vez.
El padre de Paul señaló que aunque Paul había roto una ventana, él nunca podría pagar por él mismo. Su subsidio de 25 centavos a la semana nunca pagaría por una ventana de 500 dólares. Tomando su chequera del bolsillo de su abrigo, escribió un cheque por la cantidad que se necesita y dijo: "Como padre de Paul, y porque lo amo, voy a pagar el precio que él no puede."
Esta experiencia ayudó a Paul a entender lo que Jesús hizo por nosotros cuando expió nuestros pecados. Podemos estar agradecidos de que nuestro Padre Celestial nos amó tanto que envió a su Hijo para que podamos ser perdonados cuando hacemos algo mal.
Una calurosa tarde de verano un emocionante partido de béisbol estaba en curso en el patio trasero de Dunn. Paul vino a batear tarde en el juego y golpeó un lanzamiento exterior. Parecía que podría ser el mejor golpe que nunca había hecho! La pelota atravesó la cerca del jardín central, cruzó el pasillo y luego, para consternación de todos, entró en el edificio de la iglesia a través de la ventana grande a unos 260 metros de distancia. Le pareció al joven Paul que el vidrio cayó durante horas. Los jugadores esparcidos en todas direcciones.
Cuando Paul tuvo el valor de volver a casa, descubrió que su padre tenía dos visitantes. Ambos eran ministros de la iglesia vecina. Para sorpresa de Paul, parecía que sabían de donde había llegado la pelota. Paul reconoció a los ministros que él había golpeado la pelota que había roto la ventana y les dijo que lo sentía mucho.
El padre de Paul le pasó el brazo por los hombros de su hijo, le dio una palmada en la cabeza, y dijo: "Este es un buen chico." Él también se disculpó por el accidente y le preguntó cuánto costaría reemplazar la ventana. Le dijeron que sería alrededor de $500.
Fue entonces cuando su padre le enseñó al joven Paul una gran lección. Pidió a los ministros que entiendan el principio de la expiación de Cristo. Parecían un poco desconcertado. Su padre les dijo: "En nuestra Iglesia, creemos que por la Expiación de Cristo, todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio" (tercer artículo de fe). Explicó que la expiación permite que cada uno de nosotros tenga el perdón de nuestros pecados si nos arrepentimos. Jesús pagó por todos nuestros pecados cuando Él sufrió en el Jardín de Getsemaní. Como la única persona perfecta que jamás haya vivido en la tierra, El era el único que podía hacer esto por nosotros. No podíamos hacerlo por nosotros mismos. Sin su sacrificio, nunca podríamos ser perdonados de nuestros pecados, y no seríamos capaces de vivir con el Padre Celestial y con Jesús otra vez.
El padre de Paul señaló que aunque Paul había roto una ventana, él nunca podría pagar por él mismo. Su subsidio de 25 centavos a la semana nunca pagaría por una ventana de 500 dólares. Tomando su chequera del bolsillo de su abrigo, escribió un cheque por la cantidad que se necesita y dijo: "Como padre de Paul, y porque lo amo, voy a pagar el precio que él no puede."
Esta experiencia ayudó a Paul a entender lo que Jesús hizo por nosotros cuando expió nuestros pecados. Podemos estar agradecidos de que nuestro Padre Celestial nos amó tanto que envió a su Hijo para que podamos ser perdonados cuando hacemos algo mal.
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Expiación
miércoles, 6 de marzo de 2013
"Con el Salvador al lado" - 2da Estrofa
Idea compartida por Janelle Sherrill en Primusic
Materiales
Repaso de la primera estrofa
Pregunte a los niños si se acuerdan de la primera estrofa de la canción "Con el Salvador al lado". Ponga la primera imagen de Cristo en el tablero. Pregunte a los niños cuando más tenemos que cantar sobre él. Ponga la otra imagen de Jesús en el otro lado de la pizarra. Pregúnteles cuántas preguntas se encuentran entre las fotos? (4). Pegue los cuatro signos de interrogación. Canten 1 o 2 veces, empleando las señas de las palabras clave.
Presentación de la canción
Diga a los niños que la segunda estrofa comienza y termina del mismo modo que la primera estrofa. Esta vez cuenta con 3 preguntas entre las imágenes. Despegue uno de los papeles con signos de interrogación. Dígales que usted va a cantar la segunda estrofa y que escuchen la primer pregunta. Cuando la escuchen deberán levantar la mano (o acariciar su cabeza o tirar de la oreja, etc. - cuando cambian las pequeñas cosas que deben hacer al escuchar la respuesta les ayudarán a mantenerlos ocupados y hacer la escucha más activa).
Después de obtener su respuesta sustituya el primer signo de interrogación en la pizarra por el que se encuentra en color diferente. Vuelva a pedirles que presten atención a la segunda pregunta. Deben _________ (abrir y cerrar los ojos o tocarse sus rodillas o mirarse su nariz, etc.) cuando saben cual es la segunda pregunta. Después de obtener su respuesta sustituya el segundo signo de interrogación en la pizarra con la que se encuentra en color diferente.
Vuelva a hacer lo mismo con la tercer pregunta, hasta que queden los 3 signos de interrogación con diferente color. Haga que todos canten la segunda estrofa, haciendo las acciones para las palabras clave.
Práctica
Al apuntar a cada signo, tendrán que cantar esa pregunta con un estilo. Esto puede ser lo que quieras - staccato, estilo de ópera, suave, rápido, etc.) Haga que todos canten la frase inicial y final juntos. Usted podría cambiar la forma de cantar las preguntas cada vez que cantan la segunda estrofa. Elija un modo de cantar a partir de trozos de papel que preparó con anticipación que pueden sacar de una bolsa, etc.
Materiales
- Imágenes de Cristo,
- 4 papeles con signo de interrogación y 4 papeles numerados de la semana pasada.
- 3 papeles con signos de interrogación de color diferente.
- Acciones para las palabras claves. Las palabras clave son: decir, palabras, reverencia. Puede considerar para "decir" sólo poner un dedo en la boca. Entonces en "palabras" poner 2 dedos en la boca y luego para cuando termine esa frase (…hablarían de ternura y amor) tomar esos dos dedos y mantenerlos delante de usted y sostener un dedo mientras canta ternura y luego el segundo dedo mientras canta amor. Para "reverencia" podría cruzar los brazos como si estuviera orando.
Repaso de la primera estrofa
Pregunte a los niños si se acuerdan de la primera estrofa de la canción "Con el Salvador al lado". Ponga la primera imagen de Cristo en el tablero. Pregunte a los niños cuando más tenemos que cantar sobre él. Ponga la otra imagen de Jesús en el otro lado de la pizarra. Pregúnteles cuántas preguntas se encuentran entre las fotos? (4). Pegue los cuatro signos de interrogación. Canten 1 o 2 veces, empleando las señas de las palabras clave.
Presentación de la canción
Diga a los niños que la segunda estrofa comienza y termina del mismo modo que la primera estrofa. Esta vez cuenta con 3 preguntas entre las imágenes. Despegue uno de los papeles con signos de interrogación. Dígales que usted va a cantar la segunda estrofa y que escuchen la primer pregunta. Cuando la escuchen deberán levantar la mano (o acariciar su cabeza o tirar de la oreja, etc. - cuando cambian las pequeñas cosas que deben hacer al escuchar la respuesta les ayudarán a mantenerlos ocupados y hacer la escucha más activa).
Después de obtener su respuesta sustituya el primer signo de interrogación en la pizarra por el que se encuentra en color diferente. Vuelva a pedirles que presten atención a la segunda pregunta. Deben _________ (abrir y cerrar los ojos o tocarse sus rodillas o mirarse su nariz, etc.) cuando saben cual es la segunda pregunta. Después de obtener su respuesta sustituya el segundo signo de interrogación en la pizarra con la que se encuentra en color diferente.
Vuelva a hacer lo mismo con la tercer pregunta, hasta que queden los 3 signos de interrogación con diferente color. Haga que todos canten la segunda estrofa, haciendo las acciones para las palabras clave.
Práctica
Al apuntar a cada signo, tendrán que cantar esa pregunta con un estilo. Esto puede ser lo que quieras - staccato, estilo de ópera, suave, rápido, etc.) Haga que todos canten la frase inicial y final juntos. Usted podría cambiar la forma de cantar las preguntas cada vez que cantan la segunda estrofa. Elija un modo de cantar a partir de trozos de papel que preparó con anticipación que pueden sacar de una bolsa, etc.
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Música
martes, 5 de marzo de 2013
"Con el Salvador al lado" - 1er Estrofa
Idea compartida por Janelle Sherrill en Primusic
Materiales - 2 láminas del Salvador
- 4 trozos de papel, todos del mismo color, con un gran signo de interrogación de un lado y en el lado opuesto lado escribir una de las palabras clave. Las palabras clave son: obrar, vivir, seguir, mejorar.
- 4 trozos de papel con un número grande escrito sobre cada uno de ellos. Deben estar numeradas del 1-4.
- Cinta de papel.
- Usted tendrá que conocer el lenguaje de señas para las 4 palabras clave:
obrar:
vivir:
seguir:
mejorar:
¿Es difícil hacer siempre lo correcto? ¿Creen que es sería más fácil hacer lo correcto si tuviéramos a alguien al lado cada vez que tomamos una decisión? ¿Qué pasa si tu mejor amigo estuviera al lado? ¿Y si la presidenta de la Primaria estuviera al lado? ¿Qué hay de tu mamá o tu papá? ¿Qué pasaría si Jesús estuviera al lado? ¿Sería más fácil hacer siempre lo correcto? Vamos a aprender una canción llamada: "Con el Salvador al lado"
Pida a los niños que cuenten el número de veces que cantan sobre el Salvador (Haga las acciones para las palabras clave que usted cante). Canten la primera estrofa y obtendrá sus respuestas (2 veces). Señale que la primera vez que cantó fue en el principio de la canción y la 2 ª vez que cantó fue en el final de la canción. Ponga una imagen del Salvador en el lado izquierdo de la pizarra y un imagen del Salvador en el extremo derecho de la pizarra. Dígales que en entre estas dos imágenes la canción nos hace preguntas. Cada pregunta se inicia con acciones. Pídales que escuchem cuantas preguntas son. Cante la estrofa y obtendrá su respuesta (4 veces). Pegue en la pizarra, en medio de las imágenes de Jesús, los 4 papeles que tienen un gran signo de interrogación en cada uno de ellos. Hay 4 preguntas entre las dos veces que nos hablan acerca del Salvador al lado. Divida a los niños en 4 grupos. Dé a cada grupo una hoja de papel de las que tienen un número. Dígales que cada grupo tiene que escuchar la pregunta con el número que tienen. Por ejemplo, el grupo con el papel 1 debe escuchar la primera pregunta, el grupo con el papel 2 debe escuchar la segunda pregunta, etc. Cante la canción, realizando las acciones para las palabras clave mientras canta la primera estrofa. Pídales sus respuestas. Si no pueden recordar la pregunta cante el verso de nuevo. (Para los más pequeños es posible que necesite levantar sus dedos a medida que cantan cada pregunta). Cuando le dicen las respuestas correctas, entregue la signos de interrogación. Detrás de cada signo de interrogación debe estar la palabra clave para esa pregunta. Haga que todos cantan el primer verso juntos y hagan las acciones para las palabras clave.
Para practicar el primer verso, canten juntos las frases sobre el Salvador (Con el Salvador al lado.... si yo pudiera ver al Salvador cuidando de mi), pero luego que cada grupo cante solo la pregunta que le corresponde con su número. Después de cantar una vez tome los papeles numerados y déselos a los diferentes grupos a fin de que los niños canten una pregunta diferente cada vez.
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