jueves, 13 de marzo de 2014

La Primaria fortalece a las familias



Rosemary M. Wixom, Presidenta General de la Primaria Reunión de capacitación de líderes de la Primaria 2011 


¡Bienvenidos a la Primaria!

Todos compartimos el amor por los niños y hoy nos miramos unos a otros con esperanza en los ojos:
Esperanza por el futuro de cada niño.
Esperanza por las familias.
Esperanza por las madres y los padres.
Esperanza por nosotros como líderes y maestros de la Primaria.

No podemos separar nuestro servicio en la Primaria de cada niño y de cada familia. Durante la transmisión de la capacitación mundial de líderes 2011, el élder Dallin H. Oaks dijo: “El objetivo de la Iglesia es fortalecer a la familia”. Nuestro enfoque es la “la salvación de los hijos de Dios y el fortalecimiento de sus familias”. Todos estamos juntos en este glorioso evangelio de Jesucristo. Para aquellas personas que toman el tiempo de verlo adecuadamente, este evangelio de Jesucristo es impresionante. Como familias nos decimos los unos a los otros: “Toma mi mano. Aférrate. Permaneceremos juntos en la senda de regreso a nuestro Padre Celestial”.

¿Cuántos de ustedes crecieron yendo a la Primaria? ¿Cuántos de ustedes recuerdan a un maestro o líder de la Primaria que influyó en ustedes? Verdaderamente los amamos.

¡Oh! Espero que sepan lo mucho que los amamos. Estamos agradecidos por ustedes. Oramos por ustedes. Nos encanta visitar sus primarias. Nos encanta observar cómo les dan la bienvenida a los niños al entrar por la puerta. Conocen el nombre de cada niño. Nos encanta observar como interactúan con los maestros. Delante de los niños ustedes elogian y agradecen a los maestros. Nos encanta observar cómo ustedes cantan y se divierten con los niños. Ustedes se levantan y participan. Testifican de las verdades del Evangelio. Vemos su
preparación, su organización y, por encima de todo esto, al momento están preparados para ocupar el lugar de un maestro que esté ausente. Es la vida de un miembro de la presidencia de la Primaria y ¡se lo agradecemos!
Es un regalo el tener la oportunidad de enseñar a los niños. Ellos son puros y sus mentes están abiertas. Como líderes de la Primaria, es como si estuviéramos escribiendo en páginas en blanco. También estamos protegiendo la fe que es innata en cada niño. En una reunión de la mesa general directiva de la Primaria, Michael Wilcox lo expresó así: “Nuestra labor es impedir que el mundo le quite a un niño lo que ya es parte de él”.

Les damos nuestro apoyo. Hoy, aconsejémonos. Al marcharse, háganse estas tres preguntas:
¿Qué es lo que amo de mi llamamiento? ¿Cuál es el propósito de la Primaria?
Con el nuevo manual, ¿qué planes tengo para hacer las cosas de manera diferente?

Esta semana se cumplirá un año desde que se nos sostuvo como presidencia general de la Primaria. Permítanme que les presente a la presidencia. La hermana Jean Stevens es la primera consejera y abuela de 8 nietos. La hermana Cheryl Esplin es la segunda consejera y abuela de 20 nietos. Yo soy la hermana Rosemary Wixom, la presidenta y abuela de 7 nietos. ¿Se preguntan por qué mencioné a los nietos? No es para que sepan cuantos tenemos, sino para que sepan que las familias son importantes para nosotros. Cada uno de los que estamos en esta sala forma parte de una familia. Mi primer consejo es: la familia ocupa el primer lugar. ¡Tómense tiempo para disfrutar de su familia!
Tenemos una mesa redonda en la oficina de la Primaria y cada vez que estamos juntas es allí donde nos reunimos. El año pasado nos cambió la vida a cada una de nosotras. Hemos vertido lágrimas alrededor de esa mesa. También nos hemos reído con muchas ganas alrededor de esa mesa, nos hemos arrodillado junto a las sillas y hemos sentido la bendición de recibir revelación del Espíritu Santo. Buscamos guía de tres fuentes: del Señor, de nuestros líderes del sacerdocio y del manual de instrucciones de la Iglesia. Seguimos lo requerido por las Autoridades de “estudiar a fondo” los primeros tres capítulos del manual de la Iglesia. Lo hacemos como parte de nuestra reunión semanal de presidencia. Amamos la Primaria. Sabemos que nuestro Padre Celestial y Jesucristo están dirigiendo esta obra y nos mantenemos unidas en seguir Su voluntad.

Con frecuencia, nuestros llamamientos en la Iglesia se nos presentan por sorpresa. Si se consideran incapaces o si cuestionan su llamamiento en la Primaria, no se sientan culpables. Trátenlo con el Señor. Pregúntenle: “¿Es éste mi tiempo de servir en la Primaria?”. Y después, escuchen. Recibirán una respuesta.

Permitan que su llamamiento sea parte de sus vidas. Miren a su alrededor. Observen a las familias de los niños a quienes enseñan, las madres y los padres, a los padres y madres solos, a veces los abuelos, y entonces dejen que la pregunta: “¿Cómo podemos ayudar a fortalecer a las familias?” los guíe en sus esfuerzos en la Primaria.

Ahora, permítanme hacerles otra pregunta: ¿Cómo podemos ayudar a los niños a desarrollar testimonios fuertes y acercarse más a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo?

Aproximadamente unas dos semanas después de que se nos llamara, recibí una llamada del élder Hales. Me preguntó si podría ir y reunirme con él en su oficina. Me hizo una pregunta: ¿Cuál es la raíz primaria que sujetará a un niño contra el viento? La raíz primaria es la raíz principal del árbol, la cual crece profunda y verticalmente dentro de la tierra.

Entonces, ¿cuál es la raíz primaria que sujetará a un niño contra los vientos de este mundo?
¿Qué ven ustedes como la raíz primaria que sujetará a los niños de su Primaria?
Vayamos a Alma 24:14. Aquí los anti-nefi- lehitas se regocijan en Cristo y explican lo que se les “ha dado a conocer” para su salvación.
“Y el gran Dios ha tenido misericordia de nosotros, y nos ha dado a conocer estas cosas para que no perezcamos; sí, nos ha dado a conocer estas cosas anticipadamente, porque él ama nuestras almas así como ama a nuestros hijos; por consiguiente, en su misericordia nos visita por medio de sus ángeles, para que el plan de salvación nos sea dado a conocer, tanto a nosotros como a las generaciones futuras” (cursiva agregada).

¿Podría ser que el conocimiento del plan de salvación, la plenitud del Evangelio, sea la raíz primaria para los niños contra el viento?
Queremos que todos los niños sepan que son hijos de Dios y que Él los ama; que el Padre Celestial tiene un plan, el plan de salvación, y que incluye a las familias; y que mediante nuestro Salvador, Jesucristo, podemos mantenernos en el camino que nos llevará otra vez al Padre Celestial.

Para los niños, el saber de dónde vienen, por qué están aquí y adónde van, les proporciona un ancla en la vida. Tienen un propósito aquí en la tierra.
Cuando visitamos las primarias, nos gusta hablar con los niños acerca del plan de salvación. Les preguntamos: “¿Dónde vivían antes de venir a la tierra?”. Y nos contestan: “Con nuestro Padre Celestial”. Hablamos de la existencia premortal y de cómo nos regocijamos por venir a esta tierra. Nuestro Salvador, Jesucristo, nos guía por el camino. Entonces les explicamos que la vida en esta tierra es como un camino por el que andamos. Tratamos de continuar por el camino recto y angosto que nos lleva otra vez a nuestro Padre Celestial.
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Cuando preguntamos: “¿Qué hacemos para permanecer en el camino?”, los niños responden: “¡Leer las Escrituras, orar, hacer la noche de hogar, cumplir los mandamientos, ir a una misión, casarnos en el templo!”. Ellos saben lo que los mantendrá en el camino recto y angosto. Después les preguntamos: “¿Quieren andar solos por el camino?”. “¡Oh, no!”, responden. “¿Quién quieren que vaya con ustedes?”. “¡Mi familia! ¡Mi familia!”, responden siempre.

Entonces les decimos: “Tenemos que tomarnos del brazo. Asirnos fuertemente y andar juntos por el camino. Todos queremos regresar a nuestro Padre Celestial y estar juntos con nuestras familias”.

Todo cuanto enseñamos, cantamos y hacemos en la Primaria ayuda a los niños a permanecer en ese camino. Esto cumple con el propósito de la Primaria. ¿Cuál es el propósito de la Primaria? Ayudar a cada niño a sentir el amor del Padre Celestial, aprender el evangelio de Jesucristo, sentir el Espíritu Santo y prepararse para hacer convenios sagrados y cumplirlos.

Queremos que los niños sientan el amor de nuestro Padre Celestial, así que hablamos acerca del amor que sienten en su hogar y nos aseguramos de que sientan amor en la Primaria.

Queremos que aprendan y entiendan el evangelio de Jesucristo, así es que no sólo les pedimos que traigan sus Escrituras, sino que los llevamos hacia las Escrituras en la Primaria y les enseñamos la doctrina que se nos proporciona en el bosquejo del Tiempo para compartir y en los manuales. Hacemos que los niños participen. Les hacemos preguntas y los niños ven la doctrina, la escuchan, la escriben, la dibujan y hablan de ella. El programa Fe en Dios inculca un modelo para vivir el Evangelio.

Queremos que cada niño sienta y reconozca el Espíritu Santo, así es que invitamos al Espíritu mediante la oración, los relatos, las Escrituras, la música y los testimonios. Después les decimos: “Ahora mismo siento el Espíritu Santo. Lo siento cuando cantan”.

Queremos que se preparen para hacer convenios sagrados y cumplirlos, de modo que hablamos acerca del bautismo y del templo. Les hablamos sobre las familias eternas. Los preparamos al enseñarles durante el tiempo de compartir “Mis normas del Evangelio”. La manera en que nos vestimos, cómo hablamos y lo que leemos y vemos nos prepara para hacer los convenios del bautismo y del templo. Ahora es el tiempo de preparar a los niños para estos convenios. Nos preguntamos: “¿Qué les estoy enseñando hoy que recordarán cuando tengan 19 años?”.

Con frecuencia son las cosas pequeñas y sencillas que hacemos las que marcan la mayor diferencia. Fíjense en lo que aprender los Artículos de Fe hizo por un jovencito, Matt Richardson.

“Como tantos otros, tomaba el autobús para ir a la escuela secundaria. Cada día caminaba hasta la parada del autobús y esperaba con mis amigos y otros alumnos a que llegase el autobús. Una mañana en particular, al doblar la esquina para ir a la parada del autobús, vi a mis compañeros apiñados en un grupo hablando. Uno de ellos se dio cuenta de que yo caminaba hacia ellos y dijo en voz lo suficientemente alta como para que yo lo oyera mientras me apuntaba con el dedo: ‘¡Ahí viene!’. Al acercarme al grupo, oí que alguien decía: ‘Ya verás cómo te lo demuestra, espera y verás’.

“Con nerviosismo saludé a todos y les pregunté qué pasaba. El grupo se apartó y allí en el medio estaba un joven con una sonrisita confiada en la cara. A Ronnie le encantaba burlarse y provocar a los niños que eran Santos de los Últimos Días y parecía que eso era lo que estaba haciendo otra vez. Uno de mis amigos explicó rápidamente: ‘Ronnie dice que nosotros los mormones no somos más que un rebaño de ovejas’. Ronnie permaneció inmóvil, sonriendo de manera desafiante. Mi amigo continuó: ‘¡Dice que no sabemos nada de nuestra iglesia y que simplemente seguimos a nuestros padres como un rebaño de ovejas!’. Ronnie empezó a balar como una oveja. ‘Así es que’, dijo otra persona en alto, en un intento de acallar la imitación descarada de Ronnie como si fuera una oveja, ‘le dijimos a Ronnie que no somos ovejas en absoluto y que, de hecho, sabemos mucho de lo que nuestra Iglesia enseña’. Ella continuó: ‘Entonces Ronnie nos dijo que le dijéramos lo que se cree en la Iglesia y le contestamos: “Espera a que llegue Matt Richardson y verás. Él te dirá todo sobre la Iglesia”’. ‘Sentí que el corazón me daba un vuelco al escuchar lo que estaba ocurriendo. Inmediatamente, mis amigos se unieron y dijeron: ‘¡Vamos, háblale a Ronnie de la Iglesia. Demuéstrale que no somos ovejas!’. Ronnie continuó de pie con su sonrisita y añadió: ‘Adelante, mormón, dime en qué cree tu Iglesia’ y después empezó a balar otra vez.

“Al ver los ojos de todos fijos en mí, esperando mi respuesta y con el balido que me ensordecía, apenas me era posible pensar. Era como si se me hubiera borrado la mente. Rápidamente hice una sincera oración rogándole al Padre Celestial para que me salvara de esta situación tan horrorosa. Para mi sorpresa, y mi gran alivio, el autobús llegó inmediatamente y los alumnos se apretujaron para subir. Me sentí aliviado al entrar en el autobús y dirigirme a mi asiento habitual en la parte de atrás. ‘Me ha salvado el autobús’, pensé con agradecimiento. Poco después de sentarme el balido comenzó otra vez. Iba aumentando con más frecuencia y más alto mientras Ronnie giró para mirarme y dijo: ‘¡Vamos, mormón, dime una cosa que cree tu Iglesia’. Y entonces, empezó a balar otra vez. Era difícil concentrarme con el alto ‘beee, beee’ que llenaba el ambiente, al mismo tiempo que mis amigos me animaban a hablar. ‘¡Vamos, Matt’, decían, ‘háblale de la Iglesia. Demuéstrale que no somos ovejas’.
“‘Bien’, dije haciendo una pausa para aclarar mis pensamientos. ‘Creemos... creemos’, tartamudeé mientras mi mente se debatía por pensar en algo que decir, cualquier cosa. ‘Creemos...’, dije de nuevo muy lentamente, esperando que algo ocurriera. ‘¿No se te ocurre nada?’, se burló Ronnie. ‘¡Tal cómo yo pensaba, eres una oveja!’.

“Y de repente, ocurrió. Me vino como un relámpago. Me senté erguido, miré a Ronnie y dije: ‘Creemos en Dios, el Eterno Padre, y en Su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo’. Ronnie no podía ocultar su mirada de sorpresa y asombro. Se recuperó enseguida y me provocó otra vez: ‘Eso no cuenta. Todo el mundo cree en Dios, en Jesucristo y en el Espíritu Santo’. Siendo él mismo otra vez, dijo despectivamente: ‘Dime algo más, oveja’.

“Mis amigos rápidamente volvieron a mirarme, evidentemente preguntándose qué pasaría ahora. Tranquilamente declaré: ‘Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la transgresión de Adán’. Sin apenas tiempo para tomar aliento, lancé el tercer artículo de fe y después el cuarto, el quinto y el sexto. Mis amigos se unieron a mí con entusiasmo al inicio de cada artículo de fe, diciendo: ‘Creemos’ y después me dejaron que terminara el resto por mí mismo. Recité los trece Artículos de Fe. Cuando terminé, no había ni un solo sonido que se oyera parecido a un balido.

“Aunque no sé la impresión que este suceso tuvo en Ronnie ni en ninguna otra persona, sí sé sin lugar a dudas que hubo una persona que cambió para siempre. ¡Esa persona era yo! Salí del autobús dándome cuenta de que sabía mucho más del Evangelio y de la Iglesia de lo que yo pensaba. También me di cuenta de que tenía un testimonio del Evangelio mucho más fuerte del que esperaba. Me bajé del autobús profundamente agradecido por mi experiencia de la Primaria y especialmente por la oportunidad de memorizar los trece Artículos de Fe. Me preparó para un momento inesperado cuando realmente sería de mayor importancia”.

Ahora queremos preguntarles: el programa Fe en Dios que incluye aprender los Artículos de Fe, ¿ayuda a los niños a mantenerse en el camino? Sí.

Las Escrituras nos enseñan:
“Y todos tus hijos serán instruidos por el Señor; y grande será la paz de tus hijos” (3 Nefi 22:13).
“Instruye al niño en su camino; y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él (Proverbios 22:6).

Nuestros recursos son numerosos. Uno de nuestros mayores recursos es el manual de instrucciones de la Iglesia. Es un tesoro cuando hacemos lo que el presidente Monson nos ha pedido que es “leer, entender y seguir”.
¿Cuáles son sus preocupaciones en la Primaria? Déjenme que lo adivine. Podría ser que algunas fueran: ¿Cómo podemos ayudar a un niño a sentir reverencia y respeto? ¿Cómo tratamos los temas de conducta? O bien: ¿Cómo podemos ayudar a un maestro a ser más responsable? Piensen en cómo estos principios de liderazgo del Evangelio podrían ayudar: a prepararse de verdad espiritualmente; aconsejándonos los unos a los otros, con su líder del sacerdocio o con los padres; ministrando; o enseñando el evangelio de Jesucristo. Estos valiosos principios se debaten en el capítulo 3 del manual de instrucciones de la Iglesia. Ésta es la manera de dirigir del Señor.

Fijémonos en el manual de instrucciones. Ustedes han tenido la oportunidad de implementar los principios de este nuevo manual de instrucciones de la Iglesia. Incluso estos principios de liderazgo del
Evangelio a los que acabamos de referirnos. ¿Han notado algún cambio? ¿Ha marcado alguna diferencia?
Piensen en su consejo de barrio. ¿Cómo ha cambiado su función en el consejo de barrio?
¿En qué forma son ustedes mejores al cubrir las necesidades de las personas y al fortalecer a las familias de su barrio?

El presidente Packer dijo: “los manuales ahora proporcionan simplificación y flexibilidad”. Y entonces dijo, “Permítanme subrayar eso: simplificación yflexibilidad”. ¿Qué están haciendo para que eso ocurra?
El élder Holland dijo: “Necesitamos ayuda; milagros. Cada familia, cada matrimonio, cada niño, cada vecindario”. Y si me permiten que añada algo: “cada Primaria”. Él también dijo: “Hablábamos de la salvación... ésa es nuestra tarea”.

Todos estamos en este camino, y debemos aferrarnos el uno al otro con un “fulgor perfecto de esperanza” (2 Nefi 31:20). ¡Disfruten de su llamamiento en la Primaria! Nuestro Salvador Jesucristo vive. Él nos indicó el camino y nos dirige a lo largo de él. Nuestra responsabilidad es convertirnos en un “verdadero seguidor”, un fiel discípulo y ayudar a otras personas a lograr lo mismo. Ése es el propósito detrás de cada llamamiento en la Iglesia. Deseo que sientan el amor del Señor en esta valiosa oportunidad de bendecir a los niños y ayudar a fortalecer a sus familias. 



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